No me elijas
Amon Göth: la testarudez de explicarnos lo inefable
DOI:
https://doi.org/10.59057/iberoleon.20075316.201725319Palavras-chave:
cine, memoria, pulsión de muerte, inefable, siniestroResumo
La finalidad del artículo es expresar el fracaso de lo decible, pese al intento inevitable del decir. Es el fracaso de la filosofía como intento de explicación de lo inefable y de lo siniestro. Cuando la filosofía occidental se enfrenta a Amon Göth ve en ella un sentimiento doble; la fascinación por interpretarlo y, al mismo tiempo avizora su fracaso, su imposibilidad de decir lo posible. Pese a ello, queremos rescatar el cine como memoria, como reescritura como huella sobre huella. De esta forma la historia no oficial remite a los espectadores a no olvidar lo que fueron, lo que vivieron. No como un simple pasaje de la historia sino como continuidad discontinua, es decir como una actualización posible. La shoah, no es un episodio terminado, superado. Sus posibilidades de actualización son latentes. Están en lo siniestro de lo humano, capaz de producir lo inefable. El cine lo recuerda. Sin embargo, al constituirse el cine en memoria supera la paradoja que enseña la estética, ya que lo siniestro, que debe permanecer oculto, se muestra. Para ello analizaremos una escena de la lista de Schindler, interpretando en ella el Tánatos y Eros, el sadismo de un oficial nazi como efecto de las condiciones de posibilidad que otorga el poder total y la culpa infinita de sus víctimas. Sin embargo, la propuesta corre el riesgo de caer en lo inefable de la escena misma. Paradoja que el cine nos presenta.
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